martes, 12 de agosto de 2008

El primer concierto de Sofía


Dentro de unos días Sofía cumple seis años,pero ya puede presumir de haber ido a sus primeros conciertos. El primero fue el 16 de julio, cuando decidimos llevarla a ver el Preservation Hall Jazz Band en el Festival de Jazz de Alicante. Tuvimos la suerte de que Orlando estaba aquí y nos fuimos los tres a ver un concierto que prometía al menos hacernos cantar con "When the saints go marching in".

Mientras subíamos la escalinata del yacimiento de Lucentum comenzamos a adivinar con cierto temor las pretensiones del cielo. Aunque ya el atardecer había avanzado bastante, quedaba algo de luz en el cielo; pero encima de nosotros había una zona de obscuridad absoluta que solo la rompían potentes rayos que se extendían sobre nuestras cabezas. Hicimos apuestas y por un momento pareció que ganaríamos, pues a pesar de cierta llovizna se plantaron los músicos ante nosotros y comenzaron a tocar.

Los instrumentos acústicos tienen un alma que nunca podrán superar los electrónicos, Las vibraciones del contrabajo, los golpes de las teclas, las correcciones de las trompetas, todo eso se traduce en un conjunto de imperfecciones e improvisaciones que juntas hacen algo perfecto y que habla de lo grandioso que podemos ser los humanos cuando destinamos lo que hacemos bien individualmente a algo colectivo.

El público no reaccionó con demasiado entusiasmo, quizás preocupado por la lluvia que empezaba a obligar a que muchos paraguas se abrieran. De nosotros, mamarrachos al fin, la única que tenía algo para cubrirse era Sofía, que con un impermeable quedó a salvo de lo que súbitamente se convirtió en un buen chaparrón. Intentamos refugiarnos bajo un árbol del que salíamos cada vez que sentíamos que amainaba. Sin embargo fue inútil, una ráfaga de viento salpicó a los músicos, a sus instrumentos, voló las partituras e hizo volar también a los músicos que, sin terminar la canción salieron pitando a los camerinos.

Aunque la mayoría de la gente se fue retirando, huyendo de la fría manguera que desde el cielo nos apuntaba a toda presion, nos resistíamos a pensar que el concierto había acabado. Empapados hasta las medias resistíamos bajo nuestro estoico arbolito pensando que el chaparrón acabaría en cualquier momento y el concierto seguiría como si nada. Sofía mientras tanto disfrutaba de la aventura saltando en los charcos.

De pronto escuchamos una música lejana, como si alguien se hubiera olvidado de apagar una vieja grabación. Sorteamos una pequeña aglomeración y nos encontramos de pronto en la trastienda del escenario, frente a los camerinos, donde los chicos del Preservation seguían tocando sin micrófonos pero con el mismo entusiasmo. Los que quedábamos bailábamos y sonreíamos encantados de gozar de la complicidad de los músicos a quienes aparentemente no les importaba que estuviéramos allí, de hecho, cantaban para nosotros. Sofía se turnó entre mis hombros y los de Orlando para ver desde la mejor perspectiva el espectáculo, y en algún momento el baterista se acercó y le dio la mano caballerosamente mientras le hacía un guiño antes de que empezara la esperada "When The Saints Go Marching In"

Cuando nos marchamos conscientes de ser unos privilegiados, ya había escampado y pudimos caminar tranquilamente por las ruinas romanas de Lucentum hablando de cualquier cosa , felices, mientras Sofía atrapaba un caracol. Cuando le preguntamos "¿Qué fue lo que más te gustó del Concierto?", respondió sin dudarlo: "¡Que llovió!"


*Mira aquí la reseña del concierto

Foto: Diario Información